MARCADOS

Allí estan las cicatrices,
esas que quedaron a pesar del sueño que sin ser vivido nos dejó el recuerdo.
Esas que marcaron bellas ilusiones cuando en aquel tiempo
sin tener raones cruzabamos miradas.

Allí estan y se conjugan con estancias bellas bajo el hechizo de un crepúsculo, 
o en la tarde casi oscura para esperar la luna junto al rumor del río.

Y siguen en tu mente y  en la mía.
Como un santuario idealizado formando sensaciones de estar los dos juntando el sueño
 y a escondidas como deseando el fruto prohibido.
Y es que desde el mirar de tus pupilas se
 destila la luz hacia las sombras y se espande la aurora entre mis manos
con el verso trinando entre las aves.
Fuiste arribando en la hondonada de mi alma
sembrando la luz de una esperaza  y te clavaste allí,
en ese  recodo donde se ama.

Hoy mi espíritu te guarda como un centinela,
como guardan los ángeles santuarios
y la noche mirando las estrellas.
Hoy lejos de ti te siento mía, como algo inalcansable que se
anhela, como ese amor
que transita, que fluye y envenena.

SE MANCHARON MIS MANOS

Se mancharon mis manos de barro y oxido tras la bruma...
Manadas de gaviotas dejan su dolor  con los graznidos, cruzando los raudales, mientras la tarde se pierde en el crepúsculo con olor a salitre y rumor de olas.
Y allí quedo en el desvelo.
Desvelando soledades a través de los cristales, imaginando cercanías para escucharte, mientras se caen de la cama mis sueños de madrugada.
El sol me sorprende al final de la alborada, mis ojos se nublan de llanto contenido, mi alma esta cansada sin voz  en el latido, mientras la arena recibe sus espumas.


ESTAMOS JUNTOS



Hoy se que siempre estás y presiento tu mirada suspendida sobre mis hombros o ras del suelo que camino.
Que siempre estás ahí muy cerca de mi pecho  sabiendo que me quieres.
Que compartes todo incluyendo mis silencios y sabes que te miro sabiendo que me miras  para no dejarnos solos  ni un instante.
Y es que somos uno, como  un misterio, Como un grito que igual nos paraliza
Dejando en nuestros rostros la sonrisa.
Como un juego, jugando a la escondida, deseándonos mirar tras esas puertas o encontrarme tu espalda en la cocina.
Como el llanto que también nos une  en esos ratos de dolor  o miedo pensando en nuestros hijos, o en las noches de insomnio porque somos viejos tomados de la mano en las cobijas.
Ya no es posible mirarnos separados, ya nada podrá, ni aún la muerte, quitarnos los costados de ti y de mí, pues nos amamos.
Y aquí estamos dejando atrás el tiempo, mirando juntos la tarde de un crepúsculo donde el ósculo nos traiga amaneceres, donde tus ojos y mis ojos solo miran la paz desprendida de nubes, como un otoño  que desnuda nuestros cuerpos bajo la sombra cálida que nos dio  la vida.

SOLO ASI




Ya viene, allá en la lejanía se divisa el otoño donde el viento juguetea con las hojas, donde el frío adormece el correr de las aguas jugando entre las piedras.
Allá en la lejanía ese otoño prepara mi estancia junto a la sombra de un árbol donde mi cuerpo descansará mis sueños en espejismos de mis ojos ciegos.
No quisiera ir tan pronto pero el tiempo llega, debo acumular palabras para cerrar el ciclo de mi alma moribunda, liberar el calor de mi fuego arrinconado y dejar las huellas que marcaron olvidos.
Solo así descansré tranquilo en esa oscuridad inalcansable.

De sus últimas palabras

Que quieres que te diga, si hoy te marchas y me dejas con la sombra del recuerdo, si te marchas y me dejas con la inmensa tristeza que marchita el alma.
Es cierto que no podré olvidarte y en silencio enjugaré mis lágrimas, y te pensaré en mi insomnio para buscar la paz que nos conforte.
Que nos ayude a desentrañar lo más oculto de tu proceder, la verdad que escondes en esa tu vida desordenada y de noches alegres.
No estoy dispuesta a que quieras aferrarme a un coto eterno de tu vanidad y tu soberbia, al engaño de ti mismo con tus vidas paralelas, donde fingías amor para lograr deseos voluptuosos sin valorar el daño que me hacías.
Que sigas escondiendo el amor que te ata y te hace imposible  ser feliz a pesar que me amas todavía. No podrás ignorar los caminos que nos unen porque no existe rumbo que separe la memoria.
Que sigas escondiendo la verdad de tu amor paternal por el miedo y cobardía a ser juzgado por tus hijas en ese techo sagrado que tanto daño te hace sin darte cuenta día tras día.
   Ahí estás lanzando piedras a todo esto que aún pudiera ser a un oasis que marcó los sueños donde felices viviéramos los tres. Por que bien sabes que dejaste al  viento subyugar las flores del umbral en las ventanas y al hijo de la entrega nacido en el otoño.

No quiero ni mirar como se achica este paisaje inhóspito, este lodo acumulado de heridas, de deshechos sin luz y tan lleno de tristezas.

No quiero más caminar sobre esas ruinas donde tus pies aplastaron la esperanza y tus manos borraron lo bello del recuerdo.

A hurtadillas saldré tras esa puerta, dejando atrás todo el manojo de sonrisas que un día compartimos, a hurtadillas para que no me alcance el olor putrefacto de tus ruinas.

No miraré hacia atrás, no quiero sentir el miedo se saber que todo fue mentira, que tu incredulidad provocó el silencio irremediable y tus labios cobardes no pronunciaron nunca el candor de mi inocencia.



CUANDO YO ME VAYA

Cuando mi voz se silencie en brumas pasajeras no serán palabras, ni serán paisajes, ni gotas de agua.
No habrá calor de hoguera en la estancia  que te quise ni versos encendidos que como mariposas rodeaban a tu pelo en  tardes silenciosas.
Cuando yo me vaya, ya no habrán más miedos. Tan solo la sonrisa de saber que fuimos almas gemelas bajo el mismo cielo.
Goteando estamos un amor que busca las mismas ansias que la vida lleva y en esa arena donde mueren olas queda la espuma de tu alma nueva.
Cuando sueños prófugos busquen la distancia serían cautivos de un umbral negado, pues no habrá pena ni tampoco llanto, solo sonrisas por haber amado.
Cuando ya viejo y cansado, viendo mi juventud dormir las horas, surge el olvido recordando mis letras florecidas.
Y allí están  saliéndose del libro los versos más queridos pero llenos del polvo de un verano que acarició mis sueños.
En este amanecer de tanto insomnio,  el recuerdo vuela y se presenta dejando atrás el tiempo y avivando el pensamiento. Parece que el tiempo va muriendo y yo sigo los instantes de un presente.
Se despejan los cielos y se abren soles, el otoño ya dejó caer las hojas que el invierno sepultó bajo la nieve, mientras vuelven mis versos llenando de colores, esos bellos instantes de aquella primavera.
Todo sigue igual detrás de mi silencio y mi alma reverdece a pesar que muero, ya volverá el tiempo renaciendo imágenes, y reviviendo sueños en otros que también amaron.