CUANDO YO ME VAYA

Cuando mi voz se silencie en brumas pasajeras no serán palabras, ni serán paisajes, ni gotas de agua.
No habrá calor de hoguera en la estancia  que te quise ni versos encendidos que como mariposas rodeaban a tu pelo en  tardes silenciosas.
Cuando yo me vaya, ya no habrán más miedos. Tan solo la sonrisa de saber que fuimos almas gemelas bajo el mismo cielo.
Goteando estamos un amor que busca las mismas ansias que la vida lleva y en esa arena donde mueren olas queda la espuma de tu alma nueva.
Cuando sueños prófugos busquen la distancia serían cautivos de un umbral negado, pues no habrá pena ni tampoco llanto, solo sonrisas por haber amado.
Cuando ya viejo y cansado, viendo mi juventud dormir las horas, surge el olvido recordando mis letras florecidas.
Y allí están  saliéndose del libro los versos más queridos pero llenos del polvo de un verano que acarició mis sueños.
En este amanecer de tanto insomnio,  el recuerdo vuela y se presenta dejando atrás el tiempo y avivando el pensamiento. Parece que el tiempo va muriendo y yo sigo los instantes de un presente.
Se despejan los cielos y se abren soles, el otoño ya dejó caer las hojas que el invierno sepultó bajo la nieve, mientras vuelven mis versos llenando de colores, esos bellos instantes de aquella primavera.
Todo sigue igual detrás de mi silencio y mi alma reverdece a pesar que muero, ya volverá el tiempo renaciendo imágenes, y reviviendo sueños en otros que también amaron.

1 comentario:

  1. Muy precioso este poema, un constante ir y volver del rincón donde la vida nace, un morir y renacer, como las propias estaciones del año obediente a las leyes del universo.
    Un abrazo.
    Ambar.

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