En este Cruce de caminos,
donde se juntan los vientos y las aguas. Allí donde gaviotas luminosas
se acercan a mis manos, donde se desgreñan los senderos despoblados con su ocre casi oscuro: Justo allí.
Fluyen las silabas humedecidas de rocío y mis dedos deslizan el teclado
buscando versos empapados de lágrimas.
En esta orilla del pensar cuando se agitan las palabras, cuando caen las gaviotas del acento diciendo adiós y dejando en blanco el papel que aguantó rezos, que albergó penas y comulgó conmigo una esperanza; Justo allí, cambia la vida y se cubre de polvo enmohecido el camino de promesas que tus labios regaron por el viento.
Tal vez mañana, los hijos del amor también pregunten y se asomen al balcón de la injusticia, a la huella que dejó el desamor y a la mueca dormida en mi sonrisa.
Hermoso poema.
ResponderEliminarPero cuidado, el pensamiento es una autopista a la tristeza.
Un abrazo.