No quiero ver el mundo correr en multitudes, ni ver su prisa alocada en los denuedos, ni ver la noche en agitadas luces del titilar molesto de neones.
<li>
No me gustan las muchedumbres envueltas de algodón difuso, cruzando las esquinas, ni la gente como fractales apilados en el ir y venir por nuestras calles.
No me gustan las playas teñidas de lo humano,
ni el ruido infernal en autopistas, ni el cruce de viajeros en andenes que arrollan el silencio en nuestras vidas.
No me gustan las playas teñidas de lo humano,
ni el ruido infernal en autopistas, ni el cruce de viajeros en andenes que arrollan el silencio en nuestras vidas.
Prefiero los caminos que con charcos alimentan la sed de los gorriones y la paz que da un crepúsculo durmiendo de colores las montañas.
Prefiero el silencio de las tumbas cobjando el secreto de los muertos a la loca algarabía de los vivos en sus antros.
Prefiero el silencio de las tumbas cobjando el secreto de los muertos a la loca algarabía de los vivos en sus antros.
prefiero los silencios del viento entre las ramas y el abrir de una flor adornando mis ventanas.
Hola Gerardo.
ResponderEliminarHace tiempo que no te visito, pero hoy me uno a tus silencios tan necesarios en esta vida agitada que no se nos permite parar un segundo para escuchar los latidos de nuestro corazón.
Todo pasa a velocidad vertiginosa sin tiempo para disfrutar de la hermosa naturaleza.
Preciosa musica de fondo.
Un abrazo.
Ambar
Que bello poemaaa!
ResponderEliminar