A TRAVÉS DE TU MIRADA

Una brisna en su vuelo contrasta en su vaivén frente a las cosas y  en su ruta de mar y cielo diviso el horizonte donde soñe contigo.
Estampa de aguas azules donde el viento reposa en las arenas la ausencia de unos besos. Donde contemplo las hierbas y las rocas, los trozos de arboles vencidos junto a las cascaras de almejas muertas.
Todo al rededor es tan sencillo como todas las cosas tuyas, como lo que se olvida, como el tropiezo del alcoholico o el zig zag  de un pájaro en su vuelo.
A lo lejos se ven nubes oscuras, Quizá ya no estés en mi paisaje; pero te buscaré, y como el viento, seguiré el entorno soplando en cada objeto, mirando a través de tu mirada.

AFANES



Quiero atrapar de las rocas el reflejo, sembrarle 
colores para que muestren mis afanes.
Para que en la alborada humedecida te llegue mi 
suspiro en forma de arco iris, mientras te busco en 
tardes opacas por las que camino.
Quiero atrapar en los muros el aroma de tu paso 
dejando enredaderas  ocres  que presientan tus 
huellas para así encontrarte.
Pero la tarde opaca se llena de lluvia borrando el 
camino con lagunas, como un estero que borra tus 
huellas en paisajes desolados.
Y te busco en los rincones quebrando matorrales de
espinas hirientes de un ocaso, y dejo mis afanes
de colores con la esperanza de abrazarte.

EN ALGUN RECUERDO


En algún recuerdo  te imaginé y sin ambages  allí te vi desnuda. No pude retener mis manos y mis besos llenaron tu cuerpo de susurros.
Todo fue como un sueño atardecido paseando entre los bosques de aquel río, donde en sus aguas corrían mis ansiedades.
Sobre tu cuerpo mis labios endulzaron tu piel salobre de arenas y mis ojos se tornaron alegres con todo tu esplendor.

TU AUSENCIA

En que río de piedras  te esfumas, te ausentas distante de mis ojos
 aún cuando en ellos tu silueta duerme?
Te extrañan mis manos y frías se estremecen arañando lejanías, buscando tu horizonte.
Y te busco acompañando la esperanza en tardes de un verano, y navegando el otoño a la luz de unas estrellas.
Y te busco en inviernos  sin saber que me pierdo mientras sueño tus ojos con luz de primaveras.
Aquí estoy amor con la voz muda del alma. Sintiendo este dolor de ojos sin llanto, deseando que tu ausencia gire y vuelva para bañar de  luz  mi alcoba triste.

LOS HIJOS


Hijos nacidos bajo la sombra que sus ojos miran cual cobijo,  fijando en sus pupilas la imagen y el estilo de años venideros.
Hijos que amamos secando sus mejillas para transitar el sueño que anhelamos y marfilar destinos de ríos corriendo hacia un estuario para buscar el mar de sus deseos.
Esos que acunamos también en los desvelos buscando amanecer con sus sonrisas, mirando el sol tras los cristales, e imaginando brújulas que les darán las brisas.
Hijos que nos hacen estremecer la ternura en el vaivén de sus denuedos, de sus llantos que en sus quejos avivamos los sentidos.
Esos los hijos del amor y el sueño, los que arrullamos en los brazos  dejándole en pedazos uno por uno el corazón entero.
Porque con los hijos se nos llena el mundo de alegría y de tristezas, de canciones que en la mesa festejamos cada día.
Se nos llena el alma también bajo la angustia del amparo, del no verlos en peligro, de acudir al grito porque el grito es nuestro de temor y miedo.
Porque son la esperanza de un mañana cuando estemos viejos y con ellos vivamos  la memoria del amor brindado.

EL ÚLTIMO SUSPIRO

Disminuidos  vientos me impiden llegar a ti como un  suspiro, dejar caer sobre sobre tus ojos el halo de mi alma enamorada.
Tal vez la distancia es tan lejana, tan llena de  acento,  que todo se cierra de nubes sin viento para
que no sientas mi hondo suspiro.
¡Todo está en calma!
Y la quietud nos adormece el idilio que tanto fue negado, ese  que quisimos sembrar como una rosa para que abriera al viento sus alas de esperanza  en una lluvia tenue,  humedeciendo nuestras almas.
No hay viento que transporte el eco que deja el pensamiento, que te lleve el aroma, que deje sobre tu piel mi último suspiro.